Por: Moises de la Fuente
Nos permitimos dar una opinión con respecto a la columna que la Licenciada Sara Pozos escribió recientemente en el diario Milenio en su edición local de Jalisco.
Como es de todos sabido, la Licenciada Pozos aprovecha su espacio semanal en el diario jalisciense, para desde allí atacar a la iglesia católica, al clero, a los políticos que no les son afines o para hacerle publicidad a La Luz del Mundo (LLDM), la iglesia en la que milita y en la que ha desempeñado labores de vocera oficial.
http://www.milenio.com/firmas/sara_s-_pozos_bravo/Iglesia-secta_18_691310906.html

Reproducimos íntegramente el texto publicado en la mencionada columna:
Escribo a título personal. Dicho lo anterior, entramos en el tema. La palabra secta es una de esas que más carga peyorativa tiene. De hecho, debería desaparecer de nuestro lenguaje cotidiano. Conlleva un lenguaje discriminatorio gravísimo y esto, a su vez, pulveriza, desvanece el derecho a la igualdad y a todos los demás derechos convirtiendo a las personas en ciudadanos de segunda o de tercera. Crea estereotipos y prejuicios que, socialmente, pone en riesgo a las personas que son señaladas como integrantes de una secta.Por eso me preocupa que los “expertos en sociología de la religión” en México, sigan señalando como secta a la Iglesia La Luz del Mundo. Yo, como integrante de esta Iglesia, no puedo menos que sentirme ofendida e irritada por las declaraciones que Bernardo Barranco ha hecho, señalándonos como secta. De hecho, lo que expertos como Barranco hacen con sus declaraciones, es generar un ánimo de animadversión de algunos ciudadanos mexicanos contra los que pertenecemos a la Iglesia.
Etimológicamente, la palabra secta proviene de la raíz latina secare que significa separar y/o seguir. Si nos atenemos a la segunda acepción, los seguidores de las chivas podrían ser calificados como sectarios. La Real Academia redefine el concepto y lo amplía en tres consideraciones generales: a) doctrina religiosa que se aparta de lo ortodoxo; b) conjunto de seguidores de una secta; c) comunidad cerrada que promueve a aparenta promover fines de carácter espiritual. Ninguna de estas consideraciones puede aplicarse a la Iglesia La Luz del Mundo porque no se ha separado de lo que se considera ortodoxo y porque no es una comunidad cerrada. Si así fuera, creo que no estaría escribiendo en este espacio ni conviviendo con la sociedad como lo hago.
Sociológicamente, Max Weber fue el primer sociólogo en establecer una dicotomía entre secta e iglesia en su obra la Ética protestante y el espíritu del capitalismo. Para este autor, la iglesia es una “especie de asociación para el logro de los fines sobrenaturales, una institución en la que necesariamente caben los justos y los pecadores”, y la secta es una “iglesia de fieles”, que se considera así misma “como la comunidad formada únicamente por los verdaderos fieles, los renacidos, y sólo por ellos”. Y este es el elemento fundamental que nos permite argumentar el porqué La Luz del Mundo no es una secta. No es secta porque la comunidad ni está cerrada a nadie ni está formada únicamente por los fieles y sólo por ellos. Desde siempre, la Luz del Mundo ha realizado proselitismo religioso a diestra y a siniestra porque considera que cualquier persona puede integrarse y adherirse a su fe. Si analizamos la definición de iglesia de Weber, tal definición aplica a la Iglesia La Luz del Mundo sin ningún problema.
Quizá por eso, el mismo Barranco, en su libro “Las Batallas del Estado Laico” ha dejado constatado que lo que ha hecho, es y ha sido la Iglesia La Luz del Mundo, lo obligan a repensar el concepto de secta y su aplicación a la Iglesia.
www.sarapozos.mx
Comento a título personal, para seguir el tenor de la intelectual licenciada que nos comparte su relativamente respetable opinión.
Ya en otra entrada de este blog se ha hecho un análisis serio de la palabra SECTA en relación a la asociación religiosa que tan apasionadamente la Doctora Pozos defiende y promueve en casi todos sus artículos. Recomiendo ampliamente aprovechar para darse una vuelta y conocer el punto de vista de personas que han salido afortunadamente de esta denominada iglesia, basados en fuentes, argumentos y opiniones no sólo vistos y analizados desde afuera, sino también desde dentro.
La Real Academia de la Lengua, como bien dices Sara, nos aporta tres acepciones de la palabra, hagamos un breve pero substancioso análisis:
1. Doctrina religiosa que se aparta de lo ortodoxo.
La Sra. Pozos olvida, a propósito la historia de su propia denominación.
Eusebio “Aarón” Joaquín fue un converso de la Iglesia Evangélica Cristiana Espiritual en 1926, como aun su propia historia lo narra. Después de ser alumno de dos hombres que se consideraban ungidos de Dios salió a fundar una nueva sucursal de la IECE en su ciudad de nacimiento. Sin embargo, ya en esa localidad, Eusebio negó la interpretación (ortodoxia) de las Escrituras que aprendió en esa denominación. Decidiendo así, SEPARARSE o más bien “APARTARSE” de lo que en su momento consideró ORTODOXO.
Estimada Sara. Desde esa acepción de la palabra, La Luz del Mundo sí es una secta.
Por otro lado, veamos la segunda acepción:
2. Espero no ofenderte. He leído varias veces tu columna, en ocasiones me ha sido amigable su estilo de análisis. Sin embargo, en este segundo punto tu análisis suena por demás infantil al argumentar que no es aplicable a la iglesia donde aportas tus diezmos: “Ninguna… puede aplicarse a… La Luz del Mundo porque… no es una comunidad cerrada”.
Perdón, pero la definición no se refiere a que no salga los domingos a comerse un elote a la Plaza Tapatía. Sino a esa cerrazón que se da dentro de los templos y que, astutamente ustedes no publicitan.
Y les comparto mi experiencia personal como miembro que fui de esta comunidad religiosa.
Es muy común escuchar a los pastores y miembros que presiden los cultos llamar a las demás religiones “sectas”, “instrumentos de satanás”, “practicantes de la inmundicia”, e inclusive, “cerdos”. De hecho, el mismo fundador del luzmundanismo expresó que prefería ser un cerdo, antes que volver a ser católico. Su hijo, heredero del emporio religioso en plena expansión llegó a referirse del líder católico mundial como “la bestia” que se levanta con “sus garras”. Es casi imposible intentar razonar con el grueso de la grey naasonita, dada su falta de conocimiento de las Escrituras y su alta capacidad de burla e intolerancia. Expresiones, hechos, realidades.
Eso es un grupo cerrado. Un grupo cuya ortodoxia no admite opinión y censura todo aquello que pudiera llegar a ser causa de desunión y por ende, pérdida de manipulación. Aunque, claro, ese hermetismo es imposible de llevar a cabo como se llevó en la Edad Media. Así, intolerante, despectiva, manipuladora, censuradora. LLDM es cerrada, aunque quiera parecer a los medios intelectualmente abierta.
No analicé el punto C, porque es el resultado de lo primero y lo último.
Sin embargo, afortunadamente Sara se encuentra con Weber, quien parece hallar el hilo negro en el que se puede fundamentar la doctora con afán de enviar un regaño a los intelectuales que llaman secta a la Luz del Mundo en México cuando define la palabra Iglesia. Pero Weber sólo reafirma lo que la Academia dice en el punto C y que hemos comprobado de manera breve en la realidad que se vive dentro deLLDM: “comunidad formada únicamente por los verdaderos fieles, los renacidos, y sólo por ellos“.
Los fieles de LLDM, se consideran exclusivos en el mundo, seleccionados entre millones para ser sólo ellos, los que se salvarán por ser parte de la única denominación donde se puede encontrar la salvación. Todos los demás están “en poder de Satanás, perdidos, huérfanos”. Y es necesario, creer obligatoriamente que su líder es apóstol y ser miembro de la denominación para poder agradar a Dios.
Cierto, cualquiera puede integrarse a LLDM, de hecho, afanosamente buscan que así sea. Pero, una vez dentro, pasan a formar parte de una comunidad exclusiva, completamente hermética y obligada al mismo tiempo, por sus afanes expansionistas, a vivir en un mundo abierto. Sin embargo, es bueno recordar, que Aarón Joaquín en sus inicios, deseaba amurallar la Hermosa Provincia para mantener a los fieles “lejos del pecado”.
Así, LLDM no se ajusta al concepto de iglesia de Weber tanto como al de secta.
Para quienes hemos vivido una buena cantidad de años en el luzmundanismo, conocedores de las Escrituras, personas con uso adecuado de razón y criterio, LLDM es, en toda la plenitud de la aplicación del concepto actual, una secta de carácter pentecostal.
Y eso, sin aplicar un sólo versículo bíblico. Ya que la Palabra de Dios no se queda corta ni se limita a los conceptos modernos de líderes de opinión para llamar a las cosas por su nombre. Y es que, en términos puramente bíblicos, La Luz del Mundo puede ser cualquier cosa, menos Iglesia de Jesucristo.