Header Ad

Categories

Most Viewed

La OSCURA Luz del Mundo

Univisión presentará el día de hoy 16 de mayo de 2021, un documental amplio sobre muchos de los aspectos criminales que se saben hasta el día de hoy de la Iglesia-empresa de la familia Joaquín: La Luz del Mundo. Invitamos a todos los ex miembros, pero sobre todo a los que aún permanecen en la iglesia, a ver este programa. No se lo pierdan, pues, bien dice la Biblia que no hay nada oculto que no haya de ser manifestado.

Dios les bendiga.

Atentamente: Daniel Múñez/Administrador.

  • desenmascarador
    25 enero, 2022 at 18:21

    Llamar a las personas por su nombre tiene un significado de gran importancia.
    El nombre es la posesión más íntima y distintiva de una persona, su carta de presentación ante el mundo.
    El nombre es inherente a la identidad del ser humano. El impacto de escuchar el propio nombre en boca de quien nos nombra, nos hace sentir valorados y reconocidos.
    Es importante recordar el nombre de las personas y nombrarlas porque ello establece un puente de conexión y confianza.
    El detalle de llamar a las personas por su nombre provoca en el otro un efecto psicológico gratificante.
    Lo hace sentir importante y establece un puente de alta emotividad y confianza.
    Es un gesto que vuelve al que es nombrado más receptivo, porque lo toca en lo más profundo de su identidad.
    El propio nombre es la palabra que más nos gusta escuchar.
    Nuestro nombre repetido en la voz del ser amado es la música más suave para nuestros oídos.
    Es un detalle que parece menor, pero que sin embargo conecta con lo más íntimo de cada uno. Lo que cada quien es, la identidad, el propio nombre, todo alude a nuestra esencia como ser humano, a quiénes somos.
    Que otras personas recuerden nuestro nombre nos genera una sensación de gratificación, de bienestar y calidez, y despierta nuestra empatía de manera inmediata.
    En el ámbito laboral los expertos afirman que llamar a las personas por su nombre, sean colaboradores o clientes de una empresa, es uno de los más significativos detalles que se puedan tener con ellos.
    Es una práctica que impacta de manera muy positiva en el interlocutor. Para poder llamar a las personas por su nombre, es necesario hacer un esfuerzo de memoria. Detenerse, observar al otro, escucharlo, adentrarse en su mundo con interés para poder recordar cuál es su identidad.
    Muchas
    reconociendo que están ahí, utilizando su nombre como demostración de reconocimiento de su existencia.
    La importancia que tiene llamar al otro por su nombre es complementaria con la importancia de la sonrisa, del saludo y de la mirada. Todos estos gestos generan un clima acogedor basado en la educación, el respeto y el buen trato interpersonal.
    Cada detalle en sí mismo no parece tener relevancia alguna, pero en su conjunto tienen el efecto de crear un excelente clima laboral e interpersonal, y aún de mejorar nuestro propio bienestar.
    LA IMPORTANCIA DEL NOMBRE DE DIOS
    LA IMPORTANCIA DEL NOMBRE DE DIOS
    LA IMPORTANCIA DEL NOMBRE DE DIOS: El comentarista Arthur W. Pink dice: “Con qué claridad se presenta el deber fundamental de la oración. El ego y todas sus necesidades deben ocupar un segundo lugar, y el Señor debe recibir la preeminencia en nuestros pensamientos y súplicas. Esta petición debe tener el lugar principal, puesto que la gloria del gran Nombre de Dios es el destino final de todas las cosas”‘. Aunque él es nuestro Padre amoroso, que desea satisfacer nuestras necesidades por medio de sus recursos celestiales, nuestra primera petición no debe ser para nuestro beneficio, sino para el de Él.
    Qué apropiado es que el hecho de que la primera petición del modelo de oración de nuestro Señor se enfoque en Dios:
    «Santificado sea tu nombre» (Mat. 6:9).
    «Santificado sea tu nombre» es una advertencia en contra de la oración que busca su propio interés porque abarca completamente la naturaleza de Dios y la respuesta del hombre a ella. Jesús no estaba recitando palabras simpáticas acerca de Dios. En cambio, él abrió toda una dimensión de respeto, reverencia, gloria y adoración hacia Dios.
    El nombre hebreo más conocido de Dios es Yahweh, y aparece primero en Éxodo 3:14, donde Dios dijo: «YO SOY EL QUE SOY». El otro nombre conocido de Dios es Adonai, que significa «Señor Dios». Puesto que los judíos consideraban que el nombre de Dios era sagrado, ellos en realidad no pronunciaban Yahweh. Los judíos tomaron las consonantes de Yahweh y las vocales de Adonai para formar Jehovah. A pesar de que se esforzaron mucho por honrar la santidad del nombre de Dios, le dieron poca importancia a deshonrar su persona o desobedecer su Palabra, convirtiendo así su esfuerzo en una burla.
    Al enfocar nuestros pensamientos en el nombre de Dios, nuestro Señor nos está enseñando que su nombre significa mucho más que sus títulos; representa todo lo que es: su carácter, plan y voluntad. Por supuesto que los judíos debieron haber entendido esto, ya que en la época del Antiguo Testamento, los nombres representaban más que los títulos.
    UNA REFERENCIA DEL CARÁCTER
    En las Escrituras, el nombre de una persona representaba su carácter. Aunque Dios definió a David como «un hombre según su corazón» (1 Sam. 13:14), este también desarrolló una buena reputación entre la gente: «Los jefes de los filisteos continuaron saliendo a la guerra. Y sucedía que cada vez que lo hacían, David tenía más éxito que todos los servidores de Saúl, por lo que su nombre se hizo muy apreciado» (l Sam. 18:30).
    El hecho de que su nombre se hizo muy apreciado significó que él se hizo muy apreciado. Cuando decimos que alguien tiene buen nombre, queremos decir que algo tiene su carácter que es digno de nuestro elogio.
    Cuando Moisés subió al monte Sinaí para recibir los Diez Mandamientos por segunda vez, él «invocó el nombre del SEÑOR. El SEÑOR pasó frente a Moisés y proclamó: ¡SEÑOR, SEÑOR, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y grande en misericordia y verdad, que conserva su misericordia por mil generaciones, que perdona la iniquidad, la rebelión y el pecado!» (Éxo. 34:5-7). El nombre de Dios es el conjunto de todas las características mencionadas en los versículos 6 y 7.
    Amamos y confiamos en Dios no en base a sus nombres o títulos, sino en esa realidad que se encuentra detrás de esos nombres: Su carácter. David dijo: «En ti confiarán los que conocen tu nombre; pues tú, oh SEÑOR, no abandonaste a los que te buscaron» (Sal. 9:10). El nombre de Dios es apreciado en base a su fidelidad.
    En la forma típica de la poesía hebrea, la justicia de Dios y su nombre a menudo se representan como paralelos, mostrando así su equivalencia. De este modo declaró David: «yo alabaré al SEÑOR por su justicia, y cantaré al nombre del SEÑOR el Altísimo» (Sal. 7:17). Cuando el salmista dijo: «Estos confían en carros, y aquellos en caballos; pero nosotros confiamos en el nombre del SEÑOR nuestro Dios» (Sal. 20:7), él tenía en su mente algo mucho más que el título de Dios; él se estaba refiriendo a la plenitud de la persona de Dios.
    Cuando Cristo vino al mundo, los seres humanos, especialmente los discípulos, tuvieron la oportunidad de ver el carácter de Dios en persona. En su oración de sumo sacerdote, Jesús le dijo al Padre: «He manifestado tu nombre a los hombres que del mundo me diste» (Juan 17:6). Él no necesitó decirles acerca del nombre de Dios, pero sí necesitó revelarles el carácter de Dios. Juan 1:14 dice cómo se logró eso: «Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y contemplamos su gloria, como la gloria del unigénito de! Padre, lleno de gracia y de verdad». Cristo manifestó a Dios a los discípulos a través de su propia vida justa. Por eso le dijo a Felipe: «El que me ha visto, ha visto al Padre» (Juan 14:9).
    Mateo 18:20
    20 Porque donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
    Y por la fe que es en su nombre a este por la fe le ha dado completa sanidad hechos 3: 14
    Hechos 10:43
    43 De este dan testimonio todos los profetas, de que por su nombre, todo el que cree en Él recibe el perdón de los pecados.
    Los apostoles de la iglesia primitiva y los antepasados de la fe conocían la importancia del nombre
    Hechos 21:13 quiso decir que toda la humanidad necesita el perdón de pecados y la salvación atravez del nombre de Cristo

    Sal 112,1-2.3-4.5-6
    La gloria del Señor se eleva sobre el cielo
    Alabad, siervos del Señor,
    alabad el nombre del Señor.
    Bendito sea el nombre del Señor,
    ahora y por siempre..
    De la salida del sol hasta su ocaso,
    alabado sea el nombre del Señor.
    Satanas se esfuerza por que el nombre de Dios no pueda ser conocido ni invocado por los labios de la humanidad Satán está destinado a desacreditar la autoridad y señorío y el poder del nombre de Dios desde la creación hasta el fin del mundo
    Estorbando con nombres de seres corruptos como los joaquin de la secta impropiamente llamada luz del mundo que pronto perderá su registro en México por los escándalos sexuales de sus líderes que se autonombran apóstoles de dios

    • Daniel Muñez
      6 junio, 2022 at 22:39

      Muchas gracias Desenmascarador por tu comentario.

Leave Your Comment

Your email address will not be published.*